Deborah Colker (n. 1960, Rio de Janeiro, Brasil) es una escritora brasileña, directora teatral, bailarina y coreógrafa que ha participado en el espectáculo OVO de Cirque du Soleil dirigiendo el mismo.
Biografía[]
Deborah creció en su natal Brasil en un ambiente creativo. Su padre era violinista y conductor de orquesta y ella inició sus clases de piano a la edad de 8 años. “Creo que era bastante buena y cuando empecé a tocar con una orquesta, a los 14 años, entendí que también necesitaba expresarme físicamente, como en los deportes, por ejemplo” indica, “Yo era muy intensa y apasionada y la danza contemporánea me dio la oportunidad de ensamblar la emoción física con la intelectual” En 1980 Deborah ingresó como miembro a la compañía de la coreógrafa uruguaya Graciela Figueroa. En 1984 se inició en el arte de crear coreografías y dirigir algunas piezas de movimientos para espectáculos musicales, programas de televisión, películas y escuelas de samba.
Deseosa de crear un lenguaje coreográfico propio, Deborah fundó su propia compañía en 1994, con la cual creo varias piezas completas muy aclamadas, como Vulcao, Velox, Mix, Rota, Casa y 4 por 4.
Solo en Brasil los trabajos de Deborah han atraído a numerosas y leales audiencias. “Mi trabajo es como Brasil,” comenta, “la mezcla de colores, la dinámicas y ritmos, la alegría y la posibilidad de un amplio trecho por descubrir. Es un honor para mi que mi país sea tan hermoso, creativo y musical”.
El multipremiado trabajo de Deborah captó la atención del mundo de la danza muy rápidamente. En 2002 fue invitada por la Komische Oper en Berlin a ensamblar un programa completo. Casa (una pieza originalmente creada por su propia compañía en 1999) y Ela. En 2006, encabezo la creación de Maracaná para la Culture Factory of Kampanagel en Hamburgo. Deborah se convirtió en el primer artista brasileño en ganan el Premio Laurence Olivier, uno de los mas importantes en el Reino Unido, en la categoría de “Outstanding Achievement in Dance” por su coreografía de MIX en el 2001.
Trabajar para Cirque du Soleil hizo que Deborah abandonara sus formulas tradicionales. Ella solía desarrollar conceptos como parte integral de los procesos de ensayo, pero para OVO tuvo que desarrollar conceptos un año y medio antes de que los ensayos iniciaran.
“OVO presenta el mundo de los insectos haciendo énfasis en el color y el constante movimiento” dice Deborah, “tengo un lenguaje coreográfico muy físico y para mi, los movimientos de los insectos se traducen en emociones. OVO refleja mi experiencia en la danza, por supuesto, pero también representa el amor que toda la vida he sentido por la música, la inspiración que me dio el deporte y la viveza que puedes descubrir en cada aspecto de la vida. Amo los trabajos a gran escala y la posibilidad de crear un gran impacto con toneladas de energía y entusiasmo en el escenario.