La mente en el cubo, la luz sobre la oscuridad, el hombre cubo de una manera aparentemente sin esfuerzo domina su instrumento. Mostrando abiertamente la fuerza, a favor de la escultura más sútil que evoca el movimiento sensual masculino, el artista manipula el cubo mientras está suspendido en el aire o, en una impresionante ráfaga de luz, en la tierra. Fuerte pero tierno, natural y surrealista, el hombre cubo evoca una autoridad superior en busca de la fuerza de la vida.
Un virtuoso que puede transformar un simple cubo en un objeto de belleza, gira y voltea el cubo sin problema, a la vez que presenta con toda tranquilidad un ballet de maniobras aéreas que desafía la gravedad. Los fascinados observadores aguantan la respiración, preguntándose quién tiene el control.